Descripción:

El acebo es un árbol pequeño que no suele sobrepasar los 10 m de altura. La corteza es gris claro y lisa, con ramillas que cuando nacen son verdes. Las hojas son perennes, simples, enteras, de entre 3 y 8 cm, coriáceas, pinchudas (en especial las de más abajo) y de un color verde brillante. Tiene unas pequeñas flores blancas o blanco-rosadas, que aparecen en las axilas de las hojas, poseen cuatro pétalos y 4 sépalos.

Los frutos son unas drupas redondeadas, del tamaño de un guisante (entre 7 y 10 mm), en un principio verdes que se transforman en un intenso color rojo reluciente.

Los frutos maduran en octubre y se mantienen en el árbol durante buena parte del invierno.

Usos del fruto:

Los frutos del acebo resultan muy tóxicos para las personas, bastando 20 ó 30 frutos para provocar la muerte a un adulto. Su ingesta provoca malestar general, seguido de vómitos, gastroenteritis, convulsiones y trastornos cardíacos. Contienen las siguientes sustancias tóxicas, ilexantina, ileicina y ácido iléxico.

Del fruto se han aislado diversas sustancias, como esteroides, triterpenoides, monoterpenos, etc...

Su uso como decorativo en Navidad le ha traído serios problemas, pues ha sido fuertemente recolectado, también el uso de su corteza para la preparación de la liga con que los silvestristas capturaban a las aves silvestres.

Crece en barrancos sombríos y algunas veces entre piedras. En el Valle de la Acebeda, como su propio nombre parece indicar, podemos encontrar una espectacular población. En Valsaín asciende incluso por encima de los 1800 metros.

Sus frutos son muy apreciados por las aves, en especial por los zorzales y mirlos.